domingo, 27 de julio de 2014

Mi Carnaval-1ª Parte

Una de las partes importantes de mi vida siempre ha sido el Carnaval de Cádiz, en el que he participado y con el que he disfrutado muchos años.
A modo de memoria, os explicaré un poco mi paso por esta fiesta, y el porqué de mi decisión momentánea de aparcar la participación en ella.
El Carnaval es parte del gaditano, ya sea de una manera u otra, pues es la fiesta típica y genuina de Cádiz, y durante las fechas de carnavales, hay muy pocas cosas que no estén relacionada con ésta. desde pequeño he vivido la fiesta y escuchado las coplas. Mi tío y más tarde mi hermano, salían en agrupaciones que cantaban en el Gran Teatro Falla, y mi familia iba a verlos.
Este fue el primer acercamiento a la fiesta, cuando vi los ensayos de mi hermano y cómo se lo pasaban él y sus amigos. La suerte de mi hermano es que empezó desde muy niño con sus amigos de siempre, todos en la misma agrupación.
Yo no pensaba nunca en salir cantando en carnaval. No sabía cantar y además, era mucho más tímido que mi hermano, que no tenía(ni tiene) vergüenza alguna.
Al llegar a la Educación Secundaria, el destino quiso que tuviéramos que mudarnos a la parte nueva de Cádiz, por lo que no pude seguir en el instituto con mis compañeros de siempre, sino que acabé en un nuevo y terrorífico instituto, donde no conocía a nadie, y todos parecían mayores que yo.
Pero con el transcurrir de los días, me fui haciendo amigos e incluso descubrí que en otras clases había algunos conocidos que más tarde acabarían convirtiéndose en amigos.
Dos de estos amigos empezaron a ensayar en una chirigota juvenil, llamada "Asociación de Matones, Aquí te pillo, aquí te mato", y me invitaron a uno de sus ensayos. En ese ensayo me lo pasé tan bien que empecé a ir con más frecuencia. Una pena que el grupo estuviera al completo, y no había hueco para que yo me uniera a ellos.
En este periplo conocí a varios colegas, y empecé a forjar una rutina de ensayo, aunque yo solo fuera de espectador.

Viví con ellos los ensayos. Las broncas de los autores. El intento de echar a uno de los componentes por parte de dos, que fue frustrado en unos minutos por los propios autores. El ego subiendo de algunos de los componentes. El ego disminuido de otro al que maltrataban verbalmente y tomaban por tonto. Las risas durante los ensayos. Los nervios previos a la actuación. Los nervios durante dicha actuación. Y las lágrimas cuando el jurado dictaminaba que no entraban en la final.
Dichas lágrimas fueron en parte por la pena de no pasar y en parte por la decepción de no pasar. Me explico.
Los autores estaban convencidos de que la chirigota estaría en la final, pues uno de los componentes era el hijo de un autor célebre, y esta convicción se la pasaron a los componentes del grupo. Cuando escucharon el fallo del jurado fue como un jarro de agua fría y un correspondiente lavado de humildad.
Estos autores, que yo sepa, no volvieron a sacar nada juntos, y por separado uno de ellos se unió a otro, que al parecer era el que hacía todo el trabajo, y le fue bien durante la época de juveniles.
De esta etapa me quedo con esas risas, con el conocer a gente, y con esos nervios en la puerta del escenario, donde, en un principio, no me dejaron pasar para ver desde las bambalinas, hasta que le di pena al de seguridad y me dejó entrar.
Aunque poco, en estos ensayos aprendí algo sobre el carnaval, y sobre todo, me entró ese veneno que hace que no quieras dejar de cantar nunca.
Esto ocurrió en los carnavales de 2005.
Al año siguiente, "cantaría" por primera vez en el gran Teatro Falla.

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